El panorama alrededor del COVID-19 a nivel mundial está generando un campo de visión bastante desalentador, ya que en términos generales, podría decirse que la humanidad está entrando en un gran periodo de crisis y recesión, no solo económica, sino también social. Estamos atravesando por uno de los periodos más fuertes durante los últimos siglos de nuestra historia, en el cual la resiliencia y la adaptación se encuentran inmersos intentando replantearnos la forma en la que vemos la vida y la cotidianidad, generando cambios drásticos en las grandes industrias, monopolios, sistemas de poder y ordenamiento, e incluso, a nivel personal.
Las dinámicas sociales se ven alteradas debido a la coyuntura que se viene gestando en la actualidad, generando transformaciones a niveles macro y micro que influyen en el sector político, industrial, comercial, social, cultural y económico. A su vez, es claro cómo empezamos a notar cambios en las conductas de los individuos e incluso de colectivos, lo cual se debe en gran medida a que nos encontramos en una situación que “obliga” a permanecer aislados y lejanos de lo que solemos conocer como nuestra realidad. Nos enfrentamos a una nueva etapa que futuramente nos permitirá replantearnos ideologías, comportamientos, sistemas de producción, de compra, en resumen, nuevas forma de vida tanto económicas como laborales. Cabe destacar que estos procesos dependen enormemente del sector social que se analice, siendo algunos menos marginados y desfavorecidos que otros. En Colombia los casos de desigualdad se ven a gran escala, por lo que desde nuestra línea de trabajo es posible evidenciar que los casos de pobreza se ven aún más enmarcados y en continuo avance. Sin trabajo, y sin la posibilidad de generar ingresos que permitan solventar las necesidades básicas de la canasta familiar, se agravan constante y progresivamente las problemáticas anteriormente mencionadas, lo cual incrementa niveles de escasez, negligencia y precariedad.
Debido a la reciente coyuntura, es además comprensible, la preocupación de la ciudadanía entorno al manejo y aumento del desempleo distrital, pues bien, se están priorizando mayormente sectores como el de la salud. La mayoría de las empresas se han enfocado únicamente en hacer de su empresa netamente presencial, es decir que la gran mayoría de los empleadores tienen cargos que son para ser realizados desde las instalaciones, por lo cual, se ha abierto una nueva brecha entorno a lo que significaba antes el trabajo y a sus actuales posibilidades laborales de acceso. Ahora bien, entrando en materia, lo trascendental seria entonces la capacidad que de replantearse el tipo de generador de empleo, logrando así adaptarse a la nueva situación, garantía, calidad y compromiso de vida tanto con sus clientes como trabajadores, con el fin del funcionamiento óptimo de los mismos. El Gobierno debe actuar de manera precisa en los sectores que se verán mayormente afectados; turismo y hotelería, ventas informales, sector petrolero e inmobiliario.
A la vez, crece una gran duda ¿qué será de los empleados informales? o por lo menos de los que llevan tipos de trabajos que dependen de la cotidianidad, ya que se presume que la mayoría de la población colombiana por lo menos una parte de su ingreso mensual depende de alguna actividad informal. Aunque, también se cree que no todo es malo, ya que ha crecido la venta de las plazas de mercado, pequeñas tiendas y la solicitud de en plataformas como Rappi y Domicilios.com ha aumentado considerablemente. Es importante resaltar el hecho de que se prevé que la tasa de desempleo aumente en un 80% en lo que dure esta coyuntura, además de que será muy difícil para las empresas recuperarse de tal bajón y es posible que la economía no logre recuperarse una vez se levanten las medidas de prevención para la propagación.
Referencias:
Gran entrada, sigan así.
ResponderEliminarGracias !
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