Análisis segunda salida de campo, Av 19 entre Carrera 7a y Aguas


Tema de la Salida:  La disposición del espacio público como un fundamento indispensable para que se genere o no seguridad ciudadana y las disputas de territorio que se pueden presentar en él.

Se presentará a continuación los datos obtenidos en la salida de campo a la Avenida 19 entre carrera Séptima y Aguas.




Objetivos:

General:
 Entender como en el espacio público se gestionan toda una serie de relaciones en las que se hacen evidentes las posibles tensiones sociales que se generan de la disputa por el espacio, en nuestro caso específico el espacio público.

Específicos:

*Observar como es la gestión de la policía, cuando se presentan casos en los que los vendedores ambulantes generan comercio informal por fuera de las zonas de transición.

*Indagar como son las relaciones por el espacio al interior de las zonas de transición y como son las relaciones entre los vendedores ambulantes. 


Resultados:
Descripción del espacio y la población:
Hicimos el trabajo de campo sobre la Av. Calle 19 entre carrera séptima y aguas, estuvimos en el lugar desde las 9 am hasta las 12 del medio día. De la carrera séptima a la carrera quinta encontramos un universo completamente diferente del que existe desde la calle quinta hasta la aguas, ¿porqué? Entre la carrera séptima y carrera quinta existe un espacio conocido como zona de transición, estas zonas de transición son casetas en un material que parece aluminio y están dividas en 2 módulos, en cada modulo hay un local usado por las personas para exhibir la mercancía que comercian. En el tiempo que estuvimos en el lugar vimos que uno de los módulos estaba cerrado. Mencionábamos que el universo que estamos describiendo es diferente, porque por una zona de transición  a su alrededor habían más de 15 puestos de comercio informal. De la carrera quinta hasta la aguas no había una cantidad tan alta de vendedores presentes en el espacio público; existe una razón geográfica que alienta a los vendedores a estar más concentrados desde la carrera séptima hasta la quinta, y es que existen varios centros comerciales que en su arquitectura incluyen una especie de cubierta que se ubica en lo alto y sobresale sobre la calle, convirtiéndose así en un escampadero que usan los vendedores para cubrirse de los fenómenos climáticos, como la lluvia. Esta mañana llovió, cuestión que nos demostró la efectividad que tiene el escampadero, pues los vendedores no tienen necesidad de ausentarse del lugar y pueden seguir exhibiendo sus mercancías. La variedad de productos que se exhiben es amplia, venden artesanías, ropa, gafas, hay emboladores, chaceros. Hay diversidad cultural, pues por lo menos la mitad de los puestos de comercio informal en ésta zona pertenecen a personas indígenas que por su vestimenta parecen ecuatorianos y de la zona de Nariño.

En contra posición a este universo encontramos el que existe desde la carrera quinta hasta las aguas. En este también existe solo una caseta de zona de transición por cuadra. Es decir que desde la séptima hasta las aguas hay solo 3 casetas de zonas de transición y existe un número comparativamente más grande de puestos de comercio informal. Entonces desde la carrera quinta hasta la cuarta hay un puesto de zona de transición también con 2 módulos. En la mañana uno de los módulos estaba cerrado, después de las 11 am ya estaban los 2 módulos abiertos. Sobre la Av. Calle 19 no había ningún vendedor ambulante, en la esquina de la misma con la cuarta había 2 chazas y un puesto de jugo de naranja.

De la cuarta hasta las aguas hay un puesto de zona de transición, pero mientras estuvimos en la zona no abrieron ninguno de los 2 módulos. En frente de la estación de transmilenio de las aguas se ubican también un número alto de puestos de comercio informal. En su mayoría son chazas, pero también se encuentran puestos de frutas y jugos, así como bastantes artesanos.
Tuvimos la oportunidad de hablar con 7 personas, de las cuales seis fueron conversaciones bien llevadas sin integrar una entrevista conducida, uno de ellos un policía y 1 de las 7 fue una suerte de conversación que nos permitió evidenciar la desconfianza que mantienen las personas indígenas frente a los mestizos, cuestión que fue confirmada por 3 de las personas con las que hablamos.






Descripción de las conversaciones:
La primera persona con la que hablamos, se ubicaba en la zona que mencionamos de primeras, es decir desde la Cra. Séptima hasta la Cra. Quinta. El vendedor exhibía mercancía como juguetes de colección y cuadros. La conversación con éste personaje fue bastante interesante, pues se dio en un ámbito muy ameno en el que desde el principio hubo confianza y donde no se hicieron necesarias presentaciones de ninguna índole, más bien fluyo la conversación en la que  tocamos temas como las transmisión de los diálogos de paz entre otros.

En medio de la conversación abordamos varios puntos fundamentales para cumplir nuestros objetivos. El vendedor menciono una especie de negociaciones que está manteniendo una asociación de vendedores ambulantes (de la que es miembro) con el gobierno para una posible reubicación. Esta reubicación tiene unas ventajas y unas desventajas según el hombre. Dentro de las ventajas, la más representativa es el hecho de dejar de estar en la ilegalidad por el hecho de ocupar el espacio público; las desventajas superan en número a las ventajas, pero dentro las más representativas está el hecho de que la reubicación se haría en un lugar que parece no estar ubicado en un zona comercial y en donde no hay un flujo de personas que permita posibilidades de múltiples ventas, necesarias para la subsistencia del vendedor.

Otro punto que menciono fue la casi nula posibilidad de acceder a zonas de transición sobre la Av. calle 19, pues las personas que actualmente gozan de poder ubicarse en estas zonas, llevan 4 años y pese a que es posible que desocupen los módulos a principios del próximo año, el número de solicitantes de estos puestos es bastante amplio, lo que reduce las posibilidades de la obtención de dicho privilegio.
Otro tema que mencionamos fue la constante tensión que viven los vendedores por su situación de ilegalidad, pues en el gobierno de Petro se han hecho regulares las redadas sorpresa que cogen desprevenidos a los vendedores, lo que los hace vulnerables a las acciones policivas, que pueden ir desde el desalojo, pasando por el decomiso de la mercancía hasta la detención y en caso de que hayan menores de edad la intervención del bienestar familiar que en ocasiones ha quitado la custodia de los niños a los padres vendedores ambulantes.

Además el hombre menciono que las relaciones entre  vendedores ambulantes dependían del carácter de cada individuo y que en su posición como vendedor ambulante no tenía ningún tipo de pretensión de apropiación del espacio, pues “la calle es de todos, acá nadie puede venir a decirle nada a uno ni uno a nadie” como menciono textualmente.

El siguiente personaje estaba ubicado en el costado occidental de la estación de las Aguas. Era un artesano huilense con el que también fluyo la conversación. También menciono varios puntos que nos interesan.
Primero menciono algo similar respecto a la conversación que describimos inmediatamente atrás sobre las relaciones entre los vendedores, es decir dijo que había de todo, que las relaciones dependían de la gente, que había gente muy fácil de tratar y con la que había una buena convivencia y otra que era bastante intolerante, pero que esto no  constituía un patrón, sino que más bien dependía de muchas circunstancias. Además dijo algo que seguramente tendrá trasfondo en el análisis y es que a los vendedores ambulantes lo que los cohesiona es la ilegalidad y tener como contendor a el Estado representado en la policía.


También nos menciono que en las redadas, al parecer los más vulnerables son los chaceros, pues no solo les dan orden de desalojo sino que por lo general les decomisan la mercancía;  nos dijo que por ser artesano gozaba de una posición más destacada, pues en el tiempo que había estado en este lugar las redadas no lo habían afectado drásticamente a él ni a sus compañeros artesanos, sino que más bien eran los menos afectados, pues los policías simplemente les dan orden de desalojo. Pero sí reconoció que así como habían policías que se limitaban a cumplir su deber, aparecían  otros que abusaban y al parecer disfrutaban  al cometer actos violentos contra las personas en medio de las redadas.

La siguiente persona nos ofreció una conversación algo limitada, pero es importante pues fue la única persona que trabaja en una zona de transición con la que tuvimos oportunidad de hablar. Ésta mujer vende en su mayoría dulces y paquetes. Nos informo que hace 4 años le adjudicaron el módulo y que suele irle bien. Estaba con un niño, cuestión  que nos dio pie de preguntarle cómo era la fuerza pública frente a su presencia, a lo que respondió que no había nada que pudieran objetarle, que en ocasiones la molestaban por tener el niño en éste lugar, pero que no trascendía la situación. Además nos dijo que a principios de Enero debe entregar el módulo y que el gobierno no la reubicará, es decir quedara de nuevo como comerciante informal en las calles de Bogotá.


La siguiente es una suerte de conversación con 2 adolecentes indígenas ubicadas en la zona que va desde la Cra. Séptima hasta la Cra. Quinta. Las adolecentes estaban a cargo de un puesto, en el que exhibían tejidos como guantes, gorros, bufandas, sacos. Mi compañero y yo nos identificamos y le preguntamos si era posible una conversación. Una de las 2 adolecentes se tapo la cara y la otra se reía. Al ver ésta reacción les dije que no se sintieran incomodas y que si no era posible que hablaran conmigo no había ningún problema, pero que igual eran preguntas muy sencillas. Ellas seguían riendo y la que tenía el rostro descubierto le  preguntaba a la otra  sin obtener respuesta. Finalmente les dijimos: que pena haberlas molestado,  y nos retiramos luego de despedirnos.


El siguiente fue otro personaje ubicado en la misma zona de las indígenas, amigo del primer personaje con el que hablamos. Ya habíamos hablado con él mientras hablábamos con el primero y había manifestado nociones similares a las del compañero, es decir que al referirnos a las relaciones entre los vendedores, menciono que en efecto dependían de la gente, así como dijo que en el nuevo gobierno se habían incrementado las redadas. Tuvimos ocasión de hablar con él de nuevo, pues lo vimos hablando con unos policías, cuestión que nos causo curiosidad y nos llevo a preguntarle de manera infantil y entrometida, qué le habían dicho los policías, a lo que respondió que nada, que estaban calmados.

El siguiente personaje es un policía que nos concedió un tiempo para responder nuestras preguntas. Nos explico que las redadas se hacían por órdenes de las alcaldías locales y la alcaldía mayor.
Que las redadas estaban conformadas por un número amplio de efectivos de la institución, pues el número de personas que desalojan es bastante amplia y las probabilidades de una retaliación por parte de los mismo es alta. Además nos explico que decomisaban la mercancía para revisar que vende la gente y que ésta mercancía es depositada en una bodega para su posterior devolución en caso de que sea comercio legal, es decir que cuando se trata de contrabando y música o videos piratas, simplemente decomisan del todo la mercancía.

Por último hablamos con un señor que nos mencionó que en los últimos tiempos las redadas han aumentado en frecuencia y que en éstas no decomisan mercancía sino los carros sobre los que montan la mercancía. Además al parecer llevaba un buen tiempo posesionado del lugar en el que trabaja, es decir la esquina de la Av. Calle 19 con carrera cuarta y qué las relaciones con los otros vendedores ambulantes en general eran normales, pero que dependían de la gente.




Análisis:

Habíamos definido el territorio como una apropiación económica, política y social de un espacio por parte de un grupo. Esta apropiación genera un arraigamiento al mismo y una significación histórica que genera una identidad. Teniendo en cuenta que el espacio público en el que hicimos campo entra dentro del territorio de Colombia, tendremos que hacer una clara distinción en que no hay una apropiación política, económica y social por parte de un grupo, sino que más bien ésta apropiación se ha hecho sobre todo el espacio colombiano y que el espacio público es una construcción dentro de ese territorio que pertenece al estado y que es público, lo que genera que el término apropiación no se pueda aplicar y que si se aplica sea para caracterizar una problemática existente frente al mismo.

Siendo el espacio público una forma de nombrar ese espacio, por parte del estado, en el que todos los sectores sociales convergen para transitar de un lugar a otro, se debe entender lo que trasciende de esta creación o delimitación del espacio, lo que está detrás de él en cuanto a políticas se refiere y la regulación que se hace de el por medio de la ley.
En un principio se supone que el espacio público es de todos los colombianos, acotándolo más el espacio público de Bogotá es de todos las personas que viven en Bogotá, ninguno de nosotros se puede apropiar de él pero sí tenemos derecho a estar en el siempre y cuando sigamos las normas que lo regulan, esto sería lo legítimo y lo legal. Pero como sabemos, las sociedades tienen estadios y formas de vida que por lo general no se ciñen a la ley, sino que más bien generan formas de vida mediadas por la ley sin que ésta acapare todos los sectores, volviéndose el estado de derecho un ideal moral respaldado por la constitución y regulado por las instituciones, que puede estar presente pero no ser completamente real.
 Es decir que no porque el espacio público tenga una normatividad hay un acatamiento de la ley, lo que genera conflicto y problemáticas evidentes, como la ocupación del espacio público por parte no solo de vendedores ambulantes, sino también de otros sectores o materias, como los carros. Entonces decimos que hay un ideal estatal implantado en el espacio, primera moción que genera tensión entre los ideales del estado y la realidad material y objetiva existente en el espacio público. 




Esta tensión entre el ideal del estado y la realidad objetiva y material del espacio público se puede definir por medio de las categorías tomadas de Weber que habíamos incluido en el protocolo de éste proyecto. Siendo así podemos decir que por parte del estado no hay dominación y si la hubiese podría ser  dominación legal, pero decimos que no se da porque así el estado la asuma y disponga de un aparato militar, en el caso de la ciudad policivo para hacer cumplir sus ideales, la dominación no se da en una constante, pues los vendedores siguen desafiando el estado y siguen trabajado en medio de la ilegalidad. Lo que se da más bien es una sublevación por parte del estado, pero la expresión física y concreta de ésta sublevación  se da cuando hay operativos policiales o redadas, en donde a los vendedores se les hace imposible actuar por voluntad propia y se ven obligados en algunos casos a huir como si estuvieran siendo fugitivos de un crimen o simplemente se les decomisa la mercancía o se les desaloja, acciones que son legales porque las contempla la ley. La cuestión es que ésta sublevación genera dos cosas, la primera es que podría no ser legítima en cuanto a la moralidad se refiere, cuestión que entra en contradicción con la constitución y la ley que vela por la custodia de la moral, pero decimos que no es legítima en lo colectivo, porque en general cuando hay una redada la sociedad apoya a los vendedores y pide que los dejen trabajar, entonces la acción policiva queda expuesta a ser acusada como un crimen y no como el cumplimiento del deber. La segunda consecuencia de la sublevación es una cohesión por parte de los vendedores que genera dominación desde ellos, pero primero explicaremos el poder que ejerce el Estado sobre los vendedores y luego la dominación por parte de los vendedores.

Decimos que el estado ejerce poder más allá de la sublevación, porque aunque la categoría menciona el poder como la imposición de la voluntad propia, podemos alargar esa voluntad a una acción estatal y en cierto sentido más gubernamental. Decimos que mas gubernamental porque los gobiernos usan el estado como un medio para…para posicionar las políticas que surgen en cada gobierno, políticas que por lo general tienen intereses particulares y que se hacen legales a partir de una justificación en el estado. Entonces por ejemplo encontramos la política de recuperación del centro de Bogotá, una política que está cargada de intereses que van de la mano con el desarrollo económico, pero es un desarrollo económico de elites, decimos de elites en este caso concreto, porque los edificios y proyectos que se están gestando en el centro son para las elites, a estos proyectos no tienen acceso clases medias ni bajas a menos que sea para ser obreros o ser empleados de los hoteles, pero los beneficios son para elites, entonces los proyectos generan dinero y desarrollo económico para unos cuantos, que están respaldados por funcionarios del gobierno o gobiernos enteros a los que les conviene la gestación de estos proyectos de desarrollo, pues así es como se mantienen las hegemonías, que parecen estar mas interesadas en construir la fachada un país para mostrarlo y que no se pierda el interés internacional , que en construir una igualdad social.


En conclusión podemos decir que políticas públicas y de desarrollo como la recuperación del centro de la ciudad, demuestran los intereses particulares o sectorizados que generan los gobiernos, en donde el estado se vuelve un medio y una justificación, para que las mismas políticas tengan continuidad. En ese sentido decimos que hay poder de parte del estado a los vendedores ambulantes, porque el estado tiene  voluntad de imponerse  por los medios que sean necesarios, como la fuerza física y como las leyes. La candelaria es el centro histórico de la ciudad y entra dentro del plan de recuperación del centro y por medio de un decreto se dictamino que en la candelaria no pueden haber zonas de transición, es decir que todos los vendedores que hay en la zona de la candelaria están en situación de ilegalidad, y ¿Cómo actúa el estado? Los vendedores están en constante tensión porque si el alcalde amanece con ganas…hay operativo policial y los desalojan. Lo anterior es para demostrar cómo el estado puede hacer efectiva su voluntad, pero de nuevo este poder genera cohesión y dominación por parte de los vendedores.
Entonces tenemos que la sublevación y el poder generados por parte del estado es lo que une a los vendedores ambulantes y hace que haya una dominación por parte de ellos, ¿por qué dominación?  Porque existe una dominación carismática por parte de los vendedores, ya lo habíamos mencionado antes, las acciones policivas en contra de la señora de la esquina que vende jugos para mantener a sus 4 hijos, puede no ser legítima, porque aunque la gente pelee por cuestiones de movilidad, por lo general critica este tipo de acciones, la gente dice: déjenlos trabajar, tanto así que el estado ha tenido que realizar políticas como la de las zonas de transición para que este tipo de problemáticas no se salgan de las manos, pues es tanta la gente, que una revolución o acciones violentas por parte de un colectivo tan grande, pueden ser perjudiciales para el estado. Hay dominación con acuerdo afines, porque aunque los vendedores vivan en contante tensión, salen todos los días a trabajar y pueden hacer 10 redadas en 11 días, la gente va a seguir trabajando, la gente va a seguir saliendo y no hay una forma de reprimir esa existencia y esa invasión al espacio público, a menos que se hable de una tiranía, pero como no es nuestro caso, podemos decir que el estado está dominado de manera racional con acuerdo afines por parte de los vendedores, porque no han podido generar acciones que anulen la ilegalidad de los vendedores.
Otro de nuestros objetivos era analizar las relaciones entre los vendedores ambulantes, pero esto no fue posible pues al parecer hay consenso entre los mismo en como asumen la calle y aunque reconocemos que nuestra muestra no es representativa, 4 de las 7 personas con las que hablamos nos dijeron los mismo pero con diferentes palabras y es las relaciones dependen del carácter de la gente, entonces para entender estas relaciones se necesitaría un psicólogo que analice las intersubjetividades, y tiempo además de otra método de investigación.
No hubo un operativo policial, entonces no pudimos caracterizar las actitudes de los policías en medio de una redada, pero lo que sí está claro es que las relaciones entre un policía y un vendedor ambulante parten de una asimetría de poder, pues el simple hecho de usar el uniforme de policía y portar un arma ya genera una simbología de poder y de superioridad por dos razones. La primera porque al tener un arma de fuego o un bolillo hay una fuerza física presente que está en condiciones de reprimir las acciones que el policía no considere adecuadas. Pero esta adecuación puede ceñirse a la norma del manual de policía o no, pues el policía es persona y la institución no puede garantizar en su totalidad  que el personaje actúe simplemente bajo los parámetros institucionales, entonces la fuerza física puede trasgredir esos límites estatales poniendo por debajo al vendedor ambulante. El segundo es la ley, el policía está para hacer cumplir las normas y los códigos, el señor que genera comercio informal está en situación de ilegal. Entonces la imagen del policía o la presencia del policía ya está cargada de poder, un poder que puede usar cuando lo requiera.



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