Quinta Bitácora
A lo largo de los últimos años hemos podido observar una de dinámica
según la cual el fenómeno de la seguridad ha tomado gran
importancia en el discurso de los
políticos, llegando incluso
a parecer el gran paradigma de gobierno de la ultima década. Es claro, o por lo menos difícil de
discutir que a partir de ella y de
la coalición que se genera con el
fenómeno del Uribismo que en gran media se configura en torno del apoyo a la
propuesta de seguridad democrática se ha
generado un gran poder político capaz de construir nociones sociales y
determinar por ello ciertas realidades.
No necesitamos si no recordar los últimos procesos electorales donde el
Uribismo tuvo un gran ascenso y
representación en distintas estancias o, las ultimas elecciones presidenciales
en las cuales aunque la política de
seguridad democrática (PSD) es una
política que ha sido altamente criticada desde distintos sectores y organizaciones, ninguno
de los candidatos manifestó intención de desarticularla o por lo menos
ponerla en cuestión.
El hecho por lo
menos para resaltarlo es preguntarse ¿qué peso más para que ninguno de los candidatos lo intentase?, ¿si fue porque
ninguno lo pensó desde su posición
ideológica o fue por que aquello repercutiría
en la opinión pública y en los medios?
Y en ese sentido ¿qué determina qué?. No pretendemos resolver
eso aquí, simplemente queremos resaltar que la
cuestión va más allá y que el
hecho nos hace pensar en que hay
imaginarios en torno de la
PSD que ya resultan impositivos y
determinantes para muchos de nuestros procesos sociales.
En las
noticias de inseguridad de esta semana
se pudo observar una alta
producción de información que hacia referencia a las buenas cifras y resultados
que estaban arrojando los estudios más recientes. Se hizo referencia por
ejemplo en una noticia al porque de la reducción
en las tazas de asaltos, homicidios, hurtos etc. Se destaca la reducción en los
índices de homicidios en Bogotá y se hace referencia a distintos comunicados
de servidores públicos que se refieren sobre el tema. En este sentido Petro se pronunció (desde Caracol Radio) diciendo que no podía decirse como se había hecho en una
editorial la semana pasada que; la disminución en los índices de inseguridad
obedece un conjunto de acciones
gubernamentales que se han venido adelantando especialmente desde el gobierno
nacional, consecuencia del desarrollo y asentamiento de la política de
seguridad ciudadana. Esto, según el mandatario distrital es erróneo
si se tiene en cuenta que los
índices no habían disminuido manera tan radical en ningún otro lugar del
territorio y que de hecho en ciudades
como Cali y Medellín habían aumentado.
Respecto de esto quisiera resaltar la
constante mediática de vincular eventos
violentos o que tengan que ver con fuerza pública siempre que se pretende hablar
de seguridad. Manifestación de ello es por ejemplo que los medios recurran a
cierto tipo de actores y procesos, (políticos o políticas, fuerzas armadas,
instituciones y dependientes del estado) para dar cuenta de la situación de la
seguridad. Con esto no quiero decir que
los avances no sean ciertos o que estas instituciones no sean una buena fuente
de información. Lo que me parece es que esta constante relación que se nos presenta entre seguridad y
aparatos de violencia puede repercutir
en la desfiguración de la realidad y los
supuestos fundamentales sobre los que funciona la asociación política Estado de
derecho. Por ejemplo la semana pasada salió una noticia donde se pronunciaba
el general Jorge Roberto León Riaño
acerca de la captura en Bogotá
una red de presuntos integrantes del movimiento bolivariano que eran encargados de organizar el
brazo político de las FARC en colegios y universidades y que además adelantaban planes para atentados
terroristas en conmemoración al segundo aniversario de la muerte de tiro fijo. El problema es que yo mismo no sé que pensar,
no sabría si el movimiento bolivariano es en verdad una dependiente tanto ideológica y económica de las FARC tal
como lo asegura el general. Dependo de los medios en tanto
encargados de conseguir y difundir información. Pero si las noticias se basan información
emitida por la policía y no por los veredictos construidos desde la rama de
judicial, en un país que no tiene buenos
precedentes en su forma de tratar la oposición, ¿es prudente fiarse de este
tipo de información?
Nuestra crítica
es que si somos un estado de derecho,
nuestra seguridad o lo que podemos entender como seguridad no debe ser
otra cosa que la garantía de estos derechos.
En este orden de ideas es risorio
que nuestra fuente de información acerca
de ellos (nuestros derechos) sean los
militares. No es posible que un militar
o policía se pronuncie públicamente
acusando estudiantes de
terroristas antes de que se hayan
pronunciado las cortes respecto de la inocencia o no inocencia de los presuntos. Esto pone de manifiesto que de una manera u otra todo lo que dicen
los altos mandos de la policía o la milicia para los medios es noticia
de seguridad, muchas veces no van mas allá
de la facilidad que ofrece tener de
cierto contacto y no escatiman en darle
importancia nacional a noticias que no deberían valer mas que una opinión cualquiera.
La intención como se nombraba anteriormente no es desconocer la importancia que tiene estar informado
acerca de las acciones y procedimientos de aquellos que en este momento
detentan cierto poder por las facultades
que como funcionario se le han confiado. Solo digo que
si bien es necesario informarse para poder tener un referente del
mundo que llegue más allá de lo que tenemos en frente, es necesario también no perder los horizontes de la
realidad conceptual que nos define como seres políticos y de derecho.
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